Hola, muy buenas, quiero saludar a todos los navegantes y especialmente a aquellos que han llegado a esta página, soy el alcalde de este bello pueblo. Si habéis navegado por esta página, habéis podido ver y comprobar que es como una perla salvaje incrustada en la naturaleza viva y salvaje de esta Serranía de Ronda, parece que las olas de un vendaval la han depositado en la falda de este singular valle, lugar por el que pasaron y habitaron iberos, fenicios, romanos y árabes antecesores de los hospitalarios vecinos de esta localidad malagueña.
Desde esta página os invito a todos a que nos visitéis en cualquier época del año y que sean vuestros propios sentidos los que sientan de cerca la belleza y la singularidad de este lugar.
Si nos visitáis en otoño, disfrutareis de sus pardos y rojizos colores del chopo y del abedul, del fresno, de la acacia, del alcornoque y la encina, del maltranto, del acebuche y del canto de los petirrojos en las ramas de la espesa vegetación del lugar.
Si elegís el invierno gozareis y os acogerán las cálidas casas rurales acondicionadas al frio del invierno serrano, con gruesos muros para que disfrutéis de una estancia inolvidable al fuego de sus chimeneas acondicionadas para el disfrute y gozo de los visitantes. El gallo será vuestro despertador, que al despuntar la mañana se desgañita con su canto, que parece decirnos que el día ha comenzado y que la vida está ahí, para disfrutarla y vivirla; si se elige la época primaveral, el valle estará reventando de vida con los campos floridos, llenos de vida salvaje y de profundos aromas que perfuman la salvaje naturaleza que os imbuyerán y embriagarán hasta dar la sensación de estar borrachos de salud y de vida; si elegimos la época estival gozaremos de sus frescas, cristalinas y limpias aguas que de sus abundantes manantiales brotan entre las piedras de sus altos riscos por donde habitan cabras montesas, muflones y venados; en la bóveda azul de su cielo verás águilas reales, buitres, aguilillas, abejarucos, en las tardes apacibles de su verano cuando la chicharra descansa de su canto y el sol se esconde por detrás del Martín Gil y en nuestro apacible paseo por caminos y veredas nos pueden sorprender con su aspaviento, una bandada de perdices, el canto de un mirlo buscando cobijo en el zarzal de un arroyo, el trino de un jilguero o el salto de un cigarrón.
Tú, navegante dirás: qué exagerado es este hombre, cómo pone a su pueblo; no, no exagero, ven a Jimera y por tus propios sentidos comprobarás lo que en esta carta te digo, que como verás en este lugar abunda la paz, el sosiego, la tranquilidad, la amistad y hospitalidad de su gente, la conservación y belleza incomparable del entorno y de sus parajes.
Muchas gracias por vuestra atención y espero veros en nuestra localidad para disfrutar juntos de lo que Dios nos ha dado y que la naturaleza se ha encargado de esculpir: este lugar tan singular y bello que es Jimera de Líbar.
Francisco Javier Lobo Caballero
Alcalde de Jimera de Líbar (Málaga)